Ubicado en un predio con más de 270 años de historia, Los Girasoles combina su pasado colonial con la modernidad, rodeado de íconos como el Palacio de Minería y "El Caballito".
Platillos como el mole poblano y los panuchos de cochinita pibil evocan la tradición de los hogares mexicanos, destacándose como verdaderos homenajes a nuestra cultura culinaria.
Ubicado en una de las zonas más emblemáticas del Centro Histórico de la Ciudad de México, Los Girasoles celebra 30 años siendo un referente gastronómico que combina la riqueza histórica de su entorno con la autenticidad de la cocina mexicana. Situado en un predio con más de 270 años de historia, el restaurante se encuentra en la Plaza Manuel Tolsá, flanqueado por el Museo Nacional de Arte y el Palacio de Minería, con vistas a la icónica calle Tacuba, conocida como "la primera calle de la capital".
En este lugar, donde alguna vez operó un hospital franciscano en época colonial y se embalsamó a Maximiliano de Habsburgo, ahora se alza Los Girasoles, un restaurante que ha sido testigo del paso de personalidades como José Luis Cuevas, José José, e incluso del rodaje de películas como Spectre, donde el agente secreto James Bond, interpretado por Daniel Craig, dejó su huella. Fundado en 1994 por el periodista Eddy Warman, y ahora bajo la dirección del grupo Bp Gastronómico, Los Girasoles ha continuado su legado como un ícono de la gastronomía mexicana.
La propuesta culinaria de Los Girasoles rescata los sabores más representativos de la cocina mexicana, con un enfoque en platillos que evocan las mesas familiares de antaño. Entre sus especialidades destacan las albóndigas al chipotle, el pastel azteca y los panuchos de cochinita pibil, un homenaje a la blanca Mérida. Pero el corazón del menú es, sin duda, el mole poblano, una obra maestra de la cocina nacional, preparado con más de 30 ingredientes y acompañado de arroz a la mexicana y tortillas hechas a mano.
El restaurante cuenta con dos niveles, donde la planta baja ofrece vistas a la vibrante plaza y un ambiente lleno de vida, mientras que el segundo piso brinda una experiencia más íntima y acogedora. La terraza y los salones interiores están diseñados para recibir tanto a visitantes nacionales como extranjeros que, tras recorrer las calles y museos aledaños, buscan disfrutar de la hospitalidad y el sabor mexicano.
La experiencia no estaría completa sin la exquisita carta de bebidas. Desde mezcales y tequilas artesanales hasta cocteles como el emblemático Girasol Margarita, elaborado con un toque de flor de jamaica y sal de gusano, cada bebida está pensada para resaltar los sabores de los platillos y brindar una experiencia única.
Con 30 años de tradición, Los Girasoles no es solo un restaurante, sino un espacio donde se honra la riqueza cultural y gastronómica de México. Este aniversario reafirma su compromiso de ser un lugar donde la historia y los sabores se entrelazan, ofreciendo a cada comensal una experiencia inolvidable.
Fotografías: Alejandro Rojas
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