
Fotos y texto: J. Alejandro Rojas Luna
La tradición oral y escrita indica que los cascanueces navideños son figuras decorativas tradicionales especialmente del centro de Europa. Dicha tradición proviene del cuento popular alemán “El Cascanueces y el rey de los ratones”, publicado en 1816 por el escritor Ernst Theodor Amadeus Hoffmann. Posteriormente, en 1844, Alejandro Dumas creó una adaptación infantil de la obra original, misma que tituló como “Historia de un Cascanueces”, cuya versión desde entonces es la más conocida entre los cuentos navideños.
Así, tiempo después cobró forma la necesidad de llevar el relato a otro ámbito, el ballet (también denominado como danza clásica), es una forma de baile en el que sus movimientos se basan en el control absoluto del cuerpo, muestra de ello fue dada por cerca de cien jóvenes bailarinas y bailarines, todos pertenecientes a la Escuela de Danza Clásica del Centro Cultural Ollin Yoliztli, quienes cada diciembre montan y presentan El Cascanueces, puesta en escena dividida en dos actos:
Acto I
Obertura miniatura. El árbol de navidad Marcha Galope de los niños y danza de los padres. Escena de danza.
La batalla.
Un bosque de pianos en invierno
Vals de los copos de nieve
Acto II
El castillo mágico en el reino de los dulces
Clara y el cascanueces
Divertimento
Vals de las flores
Pas de deux
Vals final y apoteosis
Dicho lo cual, El Cascanueces ha vuelto a resonar en el Teatro Esperanza Iris, recinto integral de la Dirección del Sistema de Teatros de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
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